La responsabilidad de la empresa ante el ciberacoso laboral
- Ester Parareda Martin
- 15 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 25 nov 2024

El ciberacoso laboral, un fenómeno que está ganando terreno en un entorno digital cada vez más presente en nuestras vidas, plantea importantes desafíos tanto legales como éticos para las empresas. Este tipo de acoso no tiene lugar necesariamente en el espacio físico de la oficina; puede ocurrir a través de correos electrónicos, redes sociales, aplicaciones de mensajería y otras plataformas digitales. El resultado es el mismo: una atmósfera de trabajo tóxica que puede afectar gravemente tanto a las víctimas como a la organización en general.
La legislación española, en concordancia con las normativas internacionales, establece que las empresas deben garantizar un entorno de trabajo libre de acoso, ya sea presencial o digital. La Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres exige, en su artículo 48, que todas las empresas, independientemente de su tamaño, dispongan de protocolos de prevención frente al acoso, incluidos los casos de ciberacoso. Estos protocolos no solo son una recomendación, sino una obligación legal.
La responsabilidad de la empresa no solo reside en prevenir el acoso, sino también en actuar cuando este ocurre. Esto incluye la adopción de medidas disciplinarias contra los responsables y la implementación de políticas que fomenten un entorno seguro para todos los empleados. Además, la jurisprudencia ha dejado claro que los comentarios o conductas inapropiadas en plataformas digitales pueden ser considerados acoso, incluso si suceden fuera del horario laboral o en cuentas personales de redes sociales.
Los protocolos de prevención no solo deben abarcar el acoso sexual, sino también cualquier tipo de discriminación o comportamiento ofensivo, independientemente de si ocurre en la oficina o a través de un medio digital. En este sentido, las empresas que apuestan por el compliance laboral deben integrar estos protocolos dentro de su código de conducta y su plan de riesgos, y asegurarse de que todos los empleados están debidamente formados sobre cómo utilizarlos.
El caso del ciberacoso es un claro ejemplo de cómo el entorno digital está cambiando las dinámicas laborales, y cómo las empresas deben adaptarse para cumplir con sus obligaciones legales y morales.
Conclusión:
El ciberacoso es una realidad que no puede ser ignorada. Las empresas, además de cumplir con la normativa vigente, tienen la oportunidad de mostrar su compromiso con un entorno laboral seguro implementando políticas preventivas robustas y eficaces. La creación de protocolos específicos para prevenir y sancionar el ciberacoso no solo es recomendable, sino absolutamente necesaria para garantizar la seguridad y bienestar de sus empleados.




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